Una comunicadora argentina viajó a Cuba a realizar un posgrado internacional sobre «La nueva radio» de donde extrae estas ideas sobre la radio que deseamos: la que narra y nos narra, personal y colectivamente.
Por Lucía Fernández Cívico.
El Instituto Internacional de Periodismo José Martí, de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) lanza cada año, un programa de posgrados internacionales, con la misión de “contribuir a la superación profesional de los periodistas cubanos y de América Latina”, a partir de un currículo interdisciplinario, el intercambio de experiencias y el debate sobre diferentes temas y “preocupaciones latentes en el sector periodístico y la sociedad”. Cuenta con el auspicio de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), y goza del reconocimiento del Ministerio de Educación Superior de Cuba, la Universidad de la Habana y su Facultad de Comunicación.
Durante el 2014 se desarrolló allí, el LXVIII curso de posgrado titulado “La nueva radio”, a partir del cual surgieron reflexiones individuales y colectivas que nos invitan a seguir pensando este maravilloso medio de infinitas posibilidades. He aquí un puñado de ideas, preguntas y propuestas surgidas tras aquellos encuentros.
La “nueva” radio: ser, estar, hacer.
¿Qué es “lo nuevo”?. Si podemos hablar de una “nueva radio”, ¿significa entonces que hay una radio vieja, adulta?, de ser así, ¿cuál es el vínculo entre ambas?, ¿una implica el desplazamiento por completo de la otra?, ¿se complementan?, ¿conviven?. ¿Es nueva porque está en internet?, ¿porque presenta nuevos contenidos?, ¿porque ha adquirido nuevas formas y formatos?.
Quienes trabajamos en radio, solemos decir que “hacemos radio”. La radio tiene que ver entonces (más allá de las discusiones sobre plataformas, herramientas y cuestiones técnicas) con el hacer: algo que desarrollamos de manera constante, que tiene que ver con el diario andar.
Cuando amanecemos, decimos que un “nuevo día” nos espera, a pesar de que nuestras agendas vengan cargadas de estructuras pre-establecidas, a pesar de que nos sintamos que somos los mismos, con todo el bagaje cultural e histórico que nos atraviesa. Y es desde este sentido que me gustaría pensar esta “nueva radio”, como un desafío personal y colectivo de construcción continua. Entendiéndola entonces como un hacer abierto, que permita interacciones, movimientos, modificaciones, experimentación, sin dejar de lado nuestros saberes y conocimientos en la materia, nuestras competencias profesionales, sin escindirnos de la investigación, la reflexión y la autocrítica.
Saber escuchar los “subtextos” de lo cotidiano o de lo extraordinario.
“Me interesa mucho no lo visible y grandilocuente de las cosas que nos rodean y que se hacen obvias, sino lo que esas acciones y acontecimientos contienen, lo que ellos mueven en nosotros, haciéndonos actuar consecuentemente y propiciando acontecimientos determinados. Así, a veces, a través de la contracción de esos modos externos, hacen surgir por sí mismos los “subtextos” de lo cotidiano o de lo extraordinario”. Enrique Pineda Barnet.
Etimológicamente la palabra “texto” proviene del latín y significa: tejido. Es justamente en un tejido (o en muchos), en un entramado de relatos, en el que nos definimos y diferenciamos. Lo que nos cuentan, los que producimos, y reproducimos, los que contamos y nos contamos, conforma nuestra cotidianeidad, nuestra manera de vincularnos y de entender el mundo.
En este marco, es imprescindible rescatar el valor de saber contar historias, de contarnos historias que realmente nos movilicen, nos ayuden a comprender mejor lo que nos rodea.
Cuando conocemos y comprendemos al otro es cuando mejor podemos desarrollar una nueva sensibilidad y con ella una predisposición a actuar en conjunto. De ahí la importancia de saber escuchar. De los programas de formación de las carreras de periodismo, locución y comunicación social, que conozco nunca he visto una “pedagogía de la escucha”. No buscamos formarnos como oyentes, siendo que aprender a escuchar, es fundamental para poder decir.
Narrativa, producción de conocimientos y reconocimientos.
“Los nuevos tiempos también necesitan nuevas voces, nuevos protagonistas”. Silvio Rodríguez, del libro: Por todo espacio, por este tiempo con Silvio Rodríguez en los barrios de La Habana.
Ante la gran base de datos, de audios, de información, de noticias a la que podemos -de una y otra manera- acceder, es el aporte personal, la apropiación que hagamos de lo que ahí encontremos, lo que nos puede resultar realmente significativo, movilizador y perdurable en el tiempo.
Los datos, por muy adornados y ordenados que se presenten, se olvidan con facilidad. En cambio aquello que de alguna manera afecta nuestra subjetividad, es lo que realmente nos modifica. Nos iremos de acá y -con suerte- por un tiempo recordemos algunos nombres, sin embargo, nos será más difícil olvidarnos de la compañera de la Isla de la Juventud, del que se recibió a los cincuenta y tantos años, de la cubana que habla como argentina, de la colombiana que se presentó como “nieta de la guerra”.
Cuando logramos identificar (diferenciar, distinguir), e identificarnos con las historias cotidianas de otros, es cuando algo nuevo cobra sentido en nosotros. De ahí la gran importancia de narrar, de generar esos tejidos que nos definen no sólo como sujetos, sino también como comunidades, tal como dice el cineasta alemán Alexander Kluje: “¿Y qué es la historia de un país sino la más vasta superficie de narraciones?, no sólo una historia, sino muchas”.
Creación en movimiento.
Hablamos en estos días de que: “El paisaje sonoro está en constante movimiento”, de que debemos “tener siempre la noticia en movimiento”, se mencionó incluso el “streaming”, radio por “streaming”. Stream significa arroyo, corriente, tiene que ver con el fluir, es decir con el movimiento.
En la radio, nuestra materia prima es el sonido -eludimos aquí detalladas definiciones de los llamados “elementos del lenguaje radiofónico”-. El sonido para poder desarrollarse implica movimiento, vibración. Las ondas sonoras no podrían propagarse si no se movieran. Entonces, trabajando con sonidos, con algo que naturalmente se mueve, es primordial que al menos intentemos también, que nuestras producciones adquieran esa característica, esa posibilidad de moverse, modificarse, re-significarse de manera continua.
Prolongaciones y nuevos tejidos.
Mucho se habló en el cursado, de los nuevos vínculos entre “oyentes (actuales usuarios), profesionales y contenidos radiofónicos”. Quisiera detenerme, para finalizar, en el vínculo entre los profesionales de la radio, al menos entre quienes aquí nos hemos reunido. Que este espacio físico de encuentro, tenga su “prolongación simbólica”, que sirva como el comienzo de un nuevo tejido desde el cual la investigación y producción de conocimiento, tengan su correlato en nuestras prácticas. Hagamos que todo lo compartido, sea un punto de inflexión para seguir creciendo, integrándonos, y construyendo de manera colectiva.