Por Lucía Fernández Cívico.
Desde 1980 el documento sonoro es considerado un bien cultural con valor histórico y patrimonial. Es que fue en ese año, que la UNESCO reconoció en la: “Recomendación sobre la salvaguarda y la conservación de las imágenes en movimiento”[1], la importancia cultural, histórica y patrimonial de los documentos audiovisuales, en los cuales se inscriben los sonoros. Pero más específicamente, hace apenas diez años que el patrimonio sonoro está inmerso dentro del llamado: “Patrimonio Cultural Inmaterial”, que son los “usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos, y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su acervo cultural”[2].
Los sonidos forman parte y dan cuenta de una visión del mundo, sin embargo, en América Latina, es muy difícil encontrar experiencias de una buena organización, conservación y difusión del archivo sonoro por múltiples cuestiones. A nivel nacional desde hace unos años se creó el Archivo Prisma, lanzado en octubre de 2015, que tiene como objetivo principal el ordenamiento, preservación, digitalización y puesta en estado público del material audiovisual y sonoro que fue grabado y emitido por Canal 7 y Radio Nacional.
La experiencia más destacada y mejor desarrollada en nuestro continente es la de la Fonoteca Nacional de México, pero también existe en la ciudad de Montevideo, Uruguay, el Museo de la Palabra, que pertenece al Servicio Oficial de Difusión, Radio, Televisión y Espectáculos (S.O.D.R.E.).
Ubicado en Sarandí 430, en la llamada “Ciudad Vieja”, nació en 1959 como un archivo con la finalidad de conservar las voces de grandes personalidades nacionales e internacionales, y desde 1985 abrió sus puertas al público como Museo. En este espacio se dedican a la “organización, conservación y difusión del acervo permitiendo el acceso a efectos de contribuir a fomentar y divulgar la cultura, entendiendo que el registro sonoro es un documento creado por un personaje en el pasado dentro del contexto de su actividad”. Consideran que reproducir esos sonidos permite traer al presente e ilustrar con mayor precisión figuras destacadas de la historia y las diferentes épocas en que vivieron. Pero no solamente atesoran voces reconocidas, se guardan ahí también registros de personajes anónimos, que expresan a través de su utilización del lenguaje, y del relato oral de la historia, situaciones que recrean la cosmovisión de la sociedad en un determinado momento.
Juan José Serrés es el encargado del Museo y nos contó que desde cualquier lugar del mundo, a través de su página web www.museodelapalabra.com.uy se puede acceder a este mundo sonoro. Al ingresar nos encontramos con un índice alfabético: cada letra nos trae las voces que forman parte de este archivo y si bien a través del sitio se escucha sólo un fragmento, están allí las referencias para poder obtener más información o más grabaciones del mismo personaje. Como ejemplo Juan José, clickleó la letra A: “El último de los personajes allí ubicado es el escritor español llamado Azorín. Allí se recupera una referencia del autor a uno de sus cuentos, donde describe al agricultor español, su entorno, su casa, el lugar donde vivía. Esta grabación es del año 1931.”
“El museo de la palabra funciona desde el año 1959, y afortunadamente por el trabajo que realizaron algunos de quienes lo tuvieron a su cargo durante mucho tiempo, se fueron rescatando grabaciones de otras épocas, “algunos tesoros” -dice Juan José- como por ejemplo la voz de Juan Zorrilla de San Martín que es de principios de Siglo, el abuelo de China Zorrilla, el Poeta de la Patria, el creador del nombre Tabaré. “Zorrilla de San Martín escribió una novela, con un argumento propio de cualquiera de las novelas que hoy vemos en la televisión: es un indio que secuestra a una blanca de la cual se enamora y a partir de allí surge la historia de Tabaré, con muchas cuestiones referidas a cómo se vivía en otras épocas, en la época de la colonia. Para crear el nombre, buscó una fonética similar, una forma parecida a cómo eran los nombres de nuestros indígenas y dio lugar a ese nombre que es muy frecuente entre los uruguayos hoy en día”.
Juan José es quien recibe a los visitantes que quieran conocer el espacio y mientras se ocupa de la organización del archivo sonoro, comparte historias a él vinculadas con una pasión que contagia: “Nosotros hemos tenido la suerte de recibir recientemente una donación muy importante, de un conductor de radio: Rubén Castillo. Él, prácticamente toda su vida de trabajó en la radio, guardó casetes y su compañera nos acaba de donar algo así como 400 que contienen más de 300 horas de grabaciones y es lo que estamos procesando en este momento. De ese material, entre otras cosas, hemos rescatado las voces de los fundadores de la radiodifusión en Uruguay que hace 20 o 25 años concedieron entrevistas a Castillo, explicando el origen de la radio. Eran fundamentalmente personas que vendían equipos de radio, y para que esos equipos pudieran recibir materiales, ellos tenían que generarlos: generaban programas, producciones para que la radio existiera y pudieran funcionar los aparatos. Esos audios constituyen un documento fabuloso porque son personajes que además estaban muy vinculados con los Locos de la Azotea, los creadores de la Radiodifusión en Argentina”.
Además de trabajar en el museo Juan José Serrés es docente universitario, y desde ese lugar también considera fundamental no sólo conservar el patrimonio sonoro, sino también poder re-utilizarlo: “Muchas veces estuve contando a mis alumnos lo que había leído acerca de los pioneros de la radio, pero llevarlos grabados y hacer que escuchen a quienes la fundaron, por qué lo hicieron y cuál era el sentido de la creación de este medio de comunicación tan fabuloso, es incomparable”.
Entre los objetivos del museo está el de: “Entender el acervo sonoro no solamente con personajes destacados sino también con personajes anónimos”, porque todo ese legado permite recrear parte de la historia de la sociedad. “Nosotros tenemos grabaciones de visitantes de todas las épocas, visitas oficiales, tenemos a los más admirados y más repudiados personajes de la historia latinoamericana y universal y están grabados, podemos escuchar sus voces, descifrar sus discursos y ubicarnos con respecto a la época en la cual se produjeron”, concluye Juan José mientras invita a acceder al material del Museo de la Palabra personalmente o ingresando a www.museodelapalabra.com.uy.
[1] http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13139&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html
[2] https://www.archivosonoro.org/documentos/?Documentos:Patrimonio_sonoro