La realidad y la ficción se combinan en una forma de narrar que pasea al público por su escenografía.
Por Mariana Castiñeiras.
El auto arranca y hace derrapar las ruedas contra el cemento del estacionamiento. Ella grita “¡cuidado!” pero él no le presta atención y se va. Esta es una parte de una historia que no se ve, sino que se escucha y, además, se recorre. La audiencia, lejos de permanecer sentada, camina por los mismos lugares en los que los personajes viven la historia.
En un momento en que la vista es el sentido predominante para contar historias, estudiantes de la licenciatura en ingeniería audiovisual de la Universidad Católica se propusieron crear una narración en la que los sentidos dominantes fueran la audición y el tacto. El proyecto se llama MUX y los alumnos lo presentaron ayer en el marco deMuseos en la Noche, la fiesta cultural nocturna de la capital en la que museos y otras instituciones abren sus puertas a miles de visitantes que aprovechan para ver la otra cara de estos edificios.
¿Cómo funciona?
El primer paso es ponerse unos auriculares que están conectados a un smartphone. Luego, hay que abrir la aplicación de MUX y con darle play basta para sumergirse en la historia. “El recorrido se va a ir contando, pero tenés que saber ciertas reglas de la experiencia”, explicó Santiago Marenghi, uno de los estudiantes que trabajó en el proyecto. Las normas son dos: caminar cuando se oyen pasos y seguir las luces indicativas que guían el recorrido.
Lo que se oye son sonidos de fondo, tal como si la acción transcurriera en ese momento. Un narrador desata la acción. Son 25 minutos de suspenso sobre la historia de Victoria, una alumna de la institución que tiene un día fuera de lo normal.
Cuando empiezan a sentirse los pasos hay que ponerse en marcha y a medida que se va llegando a los diferentes lugares los sonidos se van activando solos. ¿Cómo puede saber el celular que se está en determinado salón o pasillo? Aquí entran en juego losBeacons, unos pequeños dispositivos que se colocan en las paredes que hacen posible que coincidan el lugar físico y la narración. La audiencia no tiene que hacer nada más que escuchar y hacer caso a las indicaciones.
La tecnología
Conseguir los Beacons no fue fácil. Como no servía el GPS ni el acelerómetro del celular porque no eran lo suficientemente precisos, los estudiantes tuvieron que importarlos desde Estados Unidos, de la startup polaca Estimote.
Estos pequeños dispositivos están diseñados para hacer inteligente un espacio. Basta con que un smartphone entre en el rango de la señal de Bluetooth que emiten para que la reacción programada se active en el celular. En este caso, es solamente con sonido, pero también puede ser con video o texto.
La coordinadora de la carrera de ingeniería audiovisual, Julieta Keldjián explicó a Cromoque con tecnología similar a ésta se realizan visitas guiadas en museos, donde basta con pararse frente a una obra para recibir el material en la pantalla del smartphone. También se usa a nivel comercial para que el consumidor pueda tener recomendaciones al instante cuando visita una tienda y también para saber cuándo un cliente entra a recoger un pedido, por ejemplo.
A los Beacons se les suma una técnica que permite generar la espacialización del sonido. Es aquí cuando el audio cobra tridimensionalidad y se puede sentir el sonido como si estuviera ocurriendo en la realidad. Por ejemplo, si un perro se acerca ladrando, se puede sentir cómo va subiendo el volumen, y si se aproxima por la derecha se escuchará más fuerte en el auricular derecho. La técnica se llama holografía y es lo que permite darle 360° al ambiente sonoro que sale de los auriculares.
Muros inteligentes
Uno de los potenciales de los Beacons es ayudar a las personas ciegas a ubicarse en un determinado lugar. En esta ocasión, los estudiantes trabajaron junto con no videntes para que les indicaran qué tenían que agregar a la historia para que fuera accesible. El narrador da explicaciones concretas sobre qué debe hacer la persona que está escuchando, advierte cuando hay que sentarse o cuando hay que subir o bajar una escalera.
De momento, la aplicación con la que funciona MUX está hecha solamente para Android porque es un prototipo, pero los estudiantes no descartan que incluso se pueda llevar a las ceibalitas. Un uso didáctico podría ser, por ejemplo, enseñarle a los escolares cómo fue un hecho histórico a través de un recorrido.
La fortaleza del Cerro de Montevideo podría cobrar vida y se podrían reconstruir ataques de la época colonial. “En imagen es muy caro de hacer pero en sonido es muy fácil. Podés recrear cualquier cosa con sonido, la cantidad de aplicaciones que tiene el dispositivo me aparece alucinante, tanto comerciales como educativas o artísticas“, indicó Keldjián.
Cuando la historia creada por los estudiantes estaba por terminar, la audiencia tenía que elegir adónde ir. Derecha o izquierda podían determinar dos finales totalmente distintos para la narración que cobró vida entre las paredes de la universidad. El final alternativo fue una sorpresa conocida solamente por los creadores de la historia. A la salida, la audiencia pudo descubrir, sorprendida, que cada uno vivió un relato diferente.