Por Oscar Bosetti (*)
Con el advenimiento del Magazine, cuando las Radiofonías tuvieron que replantear sus propuestas frente a la presencia avasallante de la televisión, la Entrevista Radiofónica se erigió en uno de los formatos más adecuados para enunciar la palabra periodística, esa que se asume como “la memoria del presente”. Desde entonces, las Entrevistas participan tanto en las agitadas intervenciones de los movileros como en los diálogos de ciertos conductores con sus audiencias, de los programas informativos de la primera mañana como de algunas audiciones donde el contacto con esas otras voces ayudan a interpretar eso que llamamos “realidad”.
Cuando hacia los finales de los años cincuenta y los comienzos mismos de la década de 1960 los realizadores radiofónicos obligadamente reformularon “la razón de ser del medio” -ese imperativo perturbador que el brillante Bertolt Brecht planteó desde los inicios de la radiodifusión-, otros aires ingresaron al ecosistema sonoro que empezó a diseñarse treinta años atrás, cuando promediaba el mítico 1920 y desde el Teatro Coliseo voces y acordes musicales “llovieron desde el cielo” porteño.
En ese contexto de áspera “Guerra Fría”rock and roll, de ardientes utopías políticas y sociales y bulliciosas psicodelias artísticas, empezaba a cerrarse un período de reinado casi absoluto de los radiorreceptores Phillips o Noblex y se abría un nuevo tiempo donde -frente a la jactanciosa televisión emergente- la Radio tuvo que replantear sus enfoques, sus contenidos y sus estéticas. Así, ésta se imaginó cada vez máspersonalizada frente al criterio masivo de las épocas anteriores, brindando informaciones centradas en los problemas próximos a la audiencia y esparciendo las canciones de moda desde un rincón privilegiado de la casa o del taller cual si fuera una incesante fonola.
Definitivamente las distintas Radiofonías nacionales se reconocieron en las noticias, la música y en su rotundo pero nada presuntuoso rol de fiel compañera.
Probablemente allí se inicie el periplo más claro de la palabra radiofónica periodística que, en los años pasados, había quedado acotada estrictamente a los espacios dedicados a los Boletines de Noticias y a los Panoramas Informativos organizados a partir de la ceremoniosa lectura a una sola voz, sin cortinas de fondo, ni audios provenientes de la edición o del propio vivo. Aquella Radio Espectáculo (1932-1960) asentada en los Programas Musicales emitidos desde los Auditorios colmados, las magistrales tramas Radioteatrales que prolongaban la tensión dramática capítulo a capítulo y el inefable Humor Microfónico dio paso a esas nuevas presencias que encontraron su formato perfecto en el Magazine.
Sin duda, el Magazine se erigió en la Cifra de lo nuevo, en el paradigma de lo moderno; en él se intersectaron y dialogaron las tradiciones (básicamente: la musical y la humorística) que la Radio había amasado pacientemente durante ese largo trayecto atravesado pero otorgándoles otras maneras de presentación: en este parlante de los sesenta ya no estará el“número en vivo” y “el disco de 33 revoluciones por minuto”ocupará su lugar de supremacía (y con él, por detrás de la escena visible, hará su subrepticio ingreso la todopoderosa industria discográfica); ni tampoco estará el amplio y rutilantestaff de los elencos humorísticos y -en su reemplazo (por cuestiones económicas)- el actor cómico unipersonal, dúctil en eso de representar “voces”, encontrará su lugar en esta inédita topografía.
El Magazine construirá la figura del conductor radiofónico que tendrá la misión de articular los momentos del humor libreteado con la carpeta de los avisos de “la tanda”, los temas musicales pautados con los móviles configurándose como “los ojos de la radio”, la comunicación telefónica urgente con el espacio del columnista especializado, en fin, el flash que no puede esperar con el Servicio Informativo de la media hora.
El Magazine encontrará en la entrevista informativa, de profundidad o de carácter el formato adecuado para interpelar a los diversos actores de la realidad política, deportiva, cultural o del espectáculo presentes en “el piso” o fuera del edificio de la Radio, pero enlazados por la línea telefónica que irá ganando su espacio en las rutinas de la producción y puesta al aire propias del periodismo radiofónico.
El Magazine será la estación de partida de un recorrido que hará que la entrevista se vaya abriendo camino hacia otros horizontes, que tanto requerirá del actor involucrado en el acontecimiento reciente como de la propia audiencia co-participando del aire radiofónico. Si entendemos a la entrevista como el más púbico de los diálogos privados, acaso ésta no puede ser una de las claves para catalogar a esas audiciones que, hoy en día, vinculan a los conductores con su público a través del omnipresente contacto telefónico.
Tanto dentro del Magazine como por fuera de él, una larga nómina de entrevistadores fueron marcando estos casi cincuenta años de presencia de un formato que aún sigue vigente y no devela razones válidas para extinguirse. En ese heterogéneo (y, por cierto, incompleto) listado están esos momentos de Radio protagonizados por “El Nene” Augusto Bonardo y Jorge Lanata, Manuel Rey Miralles y Magdalena Ruiz Guiñazú, Jorge “Cacho” Fontana y Miguel Ángel Merellano, Antonio Carrizo y Juan Alberto Badía, Carlos Rodari y Luisa Delfino, Eduardo Aliverti y Rolando Hanglin, “las” Liliana(s) Daunes y López Foresi, Blanca Rébori y Gloria López Lecube, Horacio Embón y Reynaldo Sietecase, Fernando Peña y Matías Martin, Fernando Niembro y Esteban Mirol, Jesús Quintero y Marcelo Simón, entre tantos otros.
Seguramente, en cada uno de ellos hubo un clima que ayudó a recorrer los senderos de una serena y cómplice intimidad, unarepregunta certera que en el momento apropiado evitó continuar con las sucesivas evasivas del entrevistado esquivo,un contexto que se desocultó tras el conciso texto de una pregunta impar.
(*) Docente de grado en las Carreras de Comunicación Social de las Universidades de Buenos Aires, Quilmes y Entre Ríos y en ÉTER (Escuela Terciaria de Estudios Radiofónicos)
Docente de Posgrado en la Universidades de Buenos Aires, del Litoral y San Martín.
Investigador de la Historia de la Radio en Argentina.