La industria nacional (de podcast y radio) es cultura

Por Pedro Patzer (Secretario del Consejo Profesional de Radio de Argentores)

Es importante pensar en una industria nacional audiovisual, en tiempos de plataformas internacionales.

En Argentores estamos trabajando para que Spotify, Tunein, Apple Podcast, Audioboom respeten y paguen el derecho de autor. Ya lo logramos con la plataforma española Ivoox. Los representantes de Spotify nos comentaron que están en ochenta países, y que Argentores es la primera sociedad de gestión del mundo, que le exige que abone el derecho de autor por los podcast.

En las jornadas de Podcast Day que se realizaron hace unos días en Madrid, la directora de Spotify para el Sur y el Este de Europa, Federica Tremolada, habló de las aspiraciones que tienen la plataforma sueca para los próximos años: la intención es que el 20% del tiempo de conexión de los usuarios sea para oír podcasts.

Según registros de Spotify, los usuarios que escuchan podcasts permanecen conectados a la plataforma el doble de tiempo que los que solo escuchan música.

Nosotros consideramos que para construir una industria, en este caso de podcast, debemos bregar para que se cumplan ciertos aspectos básicos. Si las plataformas internacionales van a subir contenidos autorales nacionales, sin pagar nada por ello, en algunos casos dando solo la posibilidad de que los creadores del podcast se consigan un sponsor, no existe la probabilidad de crear una industria. Por eso es necesario que pague el derecho de autor.

Las plataformas se alimentan de contenidos gratuitamente, mientras muchas de ellas, como Spotify, cobran por su servicio premium.El más popular. De hecho, Spotify acaba de declarar números astronómicos:

  • El plan de inversión de Spotify es de al menos 400 millones de dólares en la compra de varias compañías dedicadas al negocio del audio. “Solo en EE.UU. estamos hablando de una oportunidad de negocio de 1.000 millones de dólares (más de 900 millones de euros)”
  • En el segundo trimestre de 2018, Spotify alcanzó los 232 millones de usuarios activos al mes en todo el mundo (se niegan a desglosar las cifras por países), 108 de los cuales eran suscriptores premium. La cifra de abonados creció un 31%, lo mismo que los ingresos, que alcanzaron los 1.667 millones de euros (1.502 provenientes de los suscriptores).

¿Cómo no les vamos a reclamar el derecho de autor? ¿Acaso los creadores somos esclavos de las plataformas internacionales que engrosan sus arcas, usufructuando nuestros contenidos, que los reciben de manera gratuita?

Para generar esta industria de podcast, que nosotros consideramos contenidos de radio, es necesario no sólo que las plataformas cumplan con las leyes, también que el Estado promueva, a través de políticas de fomento el trabajo de autores, artistas, actores, técnicos, productores, etc.

La incipiente industria nacional del podcast arroja estos números:

Solamente en la plataforma Argentina Podcastera hay unos 550 podcasts argentinos disponibles para escuchar.

Posta, que se presenta como “la productora de podcast más grande de Argentina”, lanzó desde su creación en 2014 unas 60 producciones originales, muchas de ellas con el respaldo de alguna marca detrás.

Otra de las plataformas argentinas que producen podcast, Wetoker, ofrece contenidos divididos en 30 temáticas diversas: entrevistas, política, viajes, espiritualidad y humor, por ejemplo.

Parque Podcast, una plataforma nacida en Córdoba, tiene actualmente un catálogo que incluye más de 20 series y 200 capítulos para escuchar on demand.

Es importante además el papel de la industria nacional, no sólo desde lo económico, también desde lo cultural. Si vamos a ser los que entregamos gratuitamente nuestros contenidos a las plataformas internacionales, no solo seremos pobres económicamente hablando, también los seremos culturalmente. Ya que nos veremos condicionados a pensar en neutro, no solo me refiero a la tonada, sino también a la mirada del mundo,de la vida, de los sucesos, de las historias que queremos contar. Una industria nacional no sólo da trabajo también nos otorga la posibilidad de ser nosotros mismos en lo que contamos.

Por último, quiero referirme a la industria de la radio. Según Ibope Kantar Media, el alcance radial diario en Capital y Gran Buenos Aires es de 5.900.180 de oyentes, mientras que 6.446.370 personas miran televisión a diario. Es decir, la radio es un medio tan masivo como la televisión y eso que estas mediciones no proporcionan datos de diversos lugares del país en los que las emisoras comunitarias, municipales, pymes, universitarias, se hacen tan importante como el suministro eléctrico.Es necesario que la Radio Pública lleve adelante una auténtica política federal de comunicación, que tenga como principal objetivo, dejar atrás el sistema de repetidoras y alentar, con financiamiento y proyectos culturales, al avance de las emisoras locales. Si Radio Nacional le da trato de repetidoras a sus emisoras de provincia, ¿qué podemos esperar que hagan los monopolios de comunicación con las pequeñas emisoras de ciudades? Hay que fomentar empresarios de medios, con visiones serías de los contenidos y de la función cultural y social de las emisoras. Y esto debe hacerlo el estado impartiendo el ejemplo. Las repetidoras son golpes a la identidad, la cultura y el trabajo de las diversas localidades. Y además es una derrota a la libertad de expresión. ¡Qué tristeza da escuchar una radio correntina en la que su locutora habla en porteño! El pibe o la piba de la pequeña ciudad que se alimenta de la tele de las radios de Buenos Aires, crece ignorando que su vecino es un poeta, un músico, un científico o, simplemente, una persona de bien.

El desmanejo de algunos empresarios facinerosos sumado a la indiferencia de ENACOM, hicieron que radios como América, El Mundo, Del Plata y Rivadavia, entre otras, cayeran en situaciones graves, pero este es un tema más político que económico, como casi todos los asuntos. Y digo tema político porque las emisoras que se derrumbaron no fueron por falta de audiencia, de hecho Del Plata se mantuvo segunda cuando el estado le cortó la pauta y, con esto, la posibilidad de financiamiento. Lo mismo sucedió con la radios comunitarias, que vieron retrasados los FOMECA (Fomento Concursable de Comunicación Audiovisual) y las radios pymes y universitarias que tuvieron que soportar el aumento desmedido de la energía eléctrica. Las radios online todavía aguardan ser incluidas en una política oficial de comunicación. La radio está en crisis porque la política lo está. Pero como David de los medios, la radio sabe ponerse de pie. Ante la agenda política y económica que los oligopolios de comunicación marcan, la radio ha sabido encontrarle una vuelta. Ante la ausencia de pauta oficial, ya que el estado invierte más pauta en Facebook, Twitter, y Google que en las emisoras, el oyente se ha vuelto protagonista. Ha aparecido la figura de radio de suscripción, que se sostiene por el aporte económico del oyente. Así, periodistas que fueron expulsados de los medios masivos, hallaron a través de este sistema un espacio para seguir ejerciendo la profesión. Emisoras como El Destape Radio, FutuRock, Radio Caput, Congo Fm, y Fm La Patriada, viven del aire, del aire que financian los oyentes

Es importante estudiar, saber lo que se crea en todas partes del mundo. Aunque es también tan importante, diría fundamental, que soñemos con una industria nacional con contenidos argentinos. Esos que consiguieron ser modelo para toda latinoamérica, esos que supieron formar la mirada de eso que significa ser argentinos.

Fuente: argentores.org.ar