Por Pedro Patzer
Ya demasiados lenguaraces han pronosticado el fin de la radio por la presencia de Spotify, aunque las emisoras de FM que más miden son musicales. Es decir, hay algo que sucede cuando se escucha una canción por radio que la hace distinta a una reproducción de spotify. Quizá lo que te cuentan los palabristas antes o después de cada canción o tal vez que esa canción encontrada azarosamente por la radio funciona como una respuesta.
También se ha hablado excesivamente de que los contenidos de radios no llegan a la juventud. Aunque los podcast (contenidos de radio on demand) están siendo un boom en el mundo y en nuestro país entre los veinteañeros. La llegada de podcast a diversas plataformas (entre ellas Spotify, la que se supone iba a terminar con la radio) no hizo más que avivar la llama radial. Se hacen clubes y fiestas entre los creadores y oyentes de podcast. Varias plataformas argentinas como Posta, Argentina Podcastera, Lunfa, entre otras, son sucesos de visitas. Los podcasts de ficción son los más requeridos.
“¡Que cada vez menos gente escucha radio!”, repiten los héroes del copiar y pegar, sin ningún dato preciso. Ya que según Ibope Kantar Media, el alcance radial diario en Capital y Gran Buenos Aires es de 5.900.180 de oyentes, mientras que 6.446.370 personas miran televisión a diario. Es decir, la radio es un medio tan masivo como la televisión y eso que estas mediciones no proporcionan datos de diversos lugares del país en los que las emisoras comunitarias, municipales, pymes, universitarias, se hacen tan importante como el suministro eléctrico. Y no me refiero por el “mensaje al poblador” que tanto le gusta al porteño con su visión turística de todo. Esta modalidad con la llegada del celular y el whatsapp, casi ha desaparecido. Me refiero a que una comunicación tan monopolizada por los canales y radios poderosas de Buenos Aires, los habitantes de las pequeñas ciudades y pueblos se enteran antes de la matanza en Nueva Zelanda, que de la crecida del río, que puede perjudicar severamente la vida de la comunidad. Es ahí, donde lo pequeño se vuelve grande. Donde David y Goliat regresan. Las repetidoras que bajan la transmisión de las radios porteñas, son muy escuchadas, pero cuando los pobladores necesitan saber noticias de su ciudad, recurren a las emisoras locales. ¿Será que un monopolio de comunicación no puede con el alma de la radio? ¿Será que el horario de los subtes de Buenos Aires no le interesan al docente de Payogasta que tiene que saber a qué hora pasa el colectivo lechero que lo deja en la escuela de Cachi? ¿Será que la radio es el David de los medios?
Es importante siempre que la radio pública marque una agenda de contenidos auténticamente federales, no me refiero a lo que muchas veces desde Buenos Aires canonizamos como tales, como por ejemplo, levantar un programa desde una provincia y ponerlo al aire en CABA. Lo que la radio de bandera debe promover seriamente es que cada emisora de provincia produzca contenidos para los oyentes de su región. Lamentablemente hoy son varias las emisoras de provincia de Radio Nacional que por las noches y los fines de semana conectan con la programación de Buenos Aires. Es necesario que la Radio Pública lleve adelante una auténtica política federal de comunicación, que tenga como principal objetivo, dejar atrás el sistema de repetidoras y alentar, con financiamiento y proyectos culturales, al avance de las emisoras locales. Si Radio Nacional le da trato de repetidoras a sus emisoras de provincia, ¿qué podemos esperar que hagan los monopolios de comunicación con las pequeñas emisoras de ciudades? Hay que fomentar empresarios de medios, con visiones serías de los contenidos y de la función cultural y social de las emisoras. Y esto debe hacerlo el estado impartiendo el ejemplo. Las repetidoras son golpes a la identidad, la cultura y el trabajo de las diversas localidades. Y además es una derrota a la libertad de expresión. !Qué tristeza da escuchar una radio correntina en la que su locutora habla en porteño! El pibe o la piba de la pequeña ciudad que se alimenta de la tele de las radios de Buenos Aires, crece ignorando que su vecino es un poeta, un músico, un científico, o simplemente o una persona de bien.
El desmanejo de algunos empresarios facinerosos sumado a la indiferencia de ENACOM, hicieron que radios como América, El Mundo, Del Plata y Rivadavia, entre otras, cayeran en situaciones graves, pero este es un tema más político que económico, como casi todos los asuntos. Y digo tema político porque las emisoras que se derrumbaron no fueron por falta de audiencia, de hecho Del Plata se mantuvo segunda cuando el estado le cortó la pauta y, con esto, la posibilidad de financiamiento. Lo mismo sucedió con la radios comunitarias, que vieron retrasados los FOMECA (Fomento Concursable de Comunicación Audiovisual) y las radios pymes y universitarias que tuvieron que soportar el aumento desmedido de la energía eléctrica, Las radios online todavía aguardan ser incluidas en una política oficial de comunicación.
La radio está en crisis porque la política lo está. Pero como David de los medios, la radio sabe ponerse de pie. Ante la agenda política y económica que los oligopolios de comunicación marcan, la radio ha sabido encontrarle una vuelta. Ante la ausencia de pauta oficial, ya que el estado invierte más pauta en Facebook, Twitter, y Google que en las emisoras, el oyente se ha vuelto protagonista. Ha aparecido la figura de radio de suscripción, que se sostiene por el aporte económico del oyente. Así, periodistas que fueron expulsados de los medios masivos, hallaron a través de este sistema un espacio para seguir ejerciendo la profesión. Emisoras como El Destape Radio, FutuRock, Radio Caput, Congo Fm, y Fm La Patriada, viven del aire, del aire que financian los oyentes
La autoría en radio aparece consolidada en diversos rubros, hay muchos escritores de humor, de artística, de editoriales, de documentales, de informes, de ficción, de programas y podcast de autor. Cabe destacar la tarea de las radios comunitarias en la elaboración de contenidos autorales, FARCO, el foro argentino de radios comunitarias, pone a disposición muchos de ellos a través de su Biblioteca Sonora. Allí se puede apreciar la calidad de los autores de estas emisoras. Del mismo modo las radios universitarias, a través del sitio de ARUNA (Asociación radios universitarias nacionales argentinas), ofrece contenidos y un sistema informativo “El Radar de Noticias NOA”, un trabajo colaborativo de las emisoras de las Universidades Nacionales de La Rioja, Catamarca, Chilecito, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy y Salta.
Puede que como el pan o un vaso de vino, la radio sea algo tan simple, pero tan creador de pequeños grandes momentos que su presencia sea como la de un pariente más. El “Tano” Fernando Salvatori, editor artístico de radio La Red, confesó: “Estaba caminando por la estación de Bernal, y observo a un hombre durmiendo en la vereda, estaba rodeado de bolsas y un perro lo acompañaba. Cuando paso a su lado se despierta y saca debajo de sus bolsas, una radio portátil. La mira, la lustra
como si fuera la lámpara del genio” El Tano no se equivoca, el linyera sabe que cada vez que frota esa lámpara, el genio de la radio le concede su deseo más caro: que alguien lo acompañe un rato.
Artículo publicado en la revista FLORENCIO de Argentores.